Un ser de otro planeta
NADAL HACE HIST8RIA
A sus 27 años y 6 días, sólo sus rodillas pueden poner freno una concatenación de nuevos récords. Rafa alcanzó ayer dos más. Es el que tiene más partidos ha ganado en Roland Garros (59) y el único que ha repetido su nombre ocho veces en un grande. “Si alguien puede superar a Federer, ése es Rafa. Es el mejor”, reconoce David Ferrer, vencido ayer.
"Está en disposición de batir a Federer y ser el mejor de todos los tiempos", dice Manolo Santana, que reinó en París en 1961 y 1964. Carlos Moyá, mosquetero nacional en 1998, avisa que "sea justo o no, la realidad es que se mide la grandeza de los jugadores por los Grand Slam y ya es tercero". Su tío Toni, que justo antes del último punto se ajustó el cuello de la chaqueta para asistir con buen gesto al momento histórico, reconoce que lo más especial de la victoria "es recordar cómo estábamos hace cinco meses, sin poder jugar y con dudas". Pero Rafa siempre se levanta.
Nace el mito. ROLAND GARROS 2013
Las 14.000 personas que llenaban la Philippe Chatrier no dudaron un momento en acudir a la central del Bois de Boulogne. La razón es que allí jugaba un mito viviente del deporte de la raqueta, el único que queda junto a Roger Federer, a quien acuden a verle con la misma sensación cada año que pisa Wimbledon.
La diferencia entre Rafael Nadal y el suizo es que el primero ha resucitado para el tenis después, de siete meses alejado de las pistas por una rotura parcial en el tendón rotuliano de la rodilla izquierda y el segundo tiene un pie fuera de la élite. Sólo le mantiene el ansia por ganar una vez más en el All England Club, en una moqueta verde en donde su tenis tiene algo diferencial del resto.
Sus lágrimas ayer escuchando el himno español recordaban las del primer día que se coronó en Montecarlo, las del primer día que levantó el trofeo deParís que siempre mordisquea y las del día que subió a lo más alto del podio en los Juegos de Pekín. La cita olímpica de Río de Janeiro en 2016 es el horizonte que se ha marcado. "El espíritu del deporte es lo que me mueve. Si no tuviera un objetivo sería estúpido seguir. Soy un competidor porque me gusta el tenis", reflexiona.
Las cifras de Nadal en el polvo de ladrillo en general y en Roland Garros en particular asustan. Son números de jubilado. El tenista suma 292 victorias por 21 derrotas en esa superficie, un 93,29% de efectividad. Y entre las cuatro paredes del torneo francés sus números alcanzan los 59 partidos ganados, más que nadie, y una única derrota ante Robin Söderling en los octavos de 2009, condicionada por la tendinitis en ambas rodillas que ha marcado toda su carrera profesional. A pesar de eso, es el único que ha ganado uno de los cuatro grandes nueve años seguidos.
Nadal ha tenido que cambiar las sesiones maratonianas de entrenamiento por peloteos cortos. "No entreno tanto porque no es posible. No pude hacerlo durante mucho tiempo y mis entrenamientos eran los partidos. Por suerte, he ganado muchos este año". Un total de 43. El tenista firma el mejor inicio que se recuerda: nueve torneos jugados y nueve finales, siete decantadas a su favor. Los 7.000 puntos sumados le permiten optar a acabar 2013 en lo más alto: "Hasta hoy he sido el mejor. Si estoy sano, claro que puedo terminar el primero".
Una gesta a la altura de los ocho oros de Phelps
Superado ya cualquier debate doméstico (y el deporte español es grueso en talento), la figura de Rafa Nadal se encamina hacia otras estaciones. En su sector, estabulado detrás de Federer y Sampras en número de títulos de Grand Slam, el tenista de Manacor ha echado instancia para que se le pueda describir como aspirante a mejor tenista de la historia, un título para el que jamás habrá unanimidad.
Pero fuera de él, en el deporte global, Nadal también ha encontrado con sus ocho Roland Garros un hueco en las grandes gestas del deporte, similar a las de las ocho medallas de oro de Michael Phelps en los Juegos Olímpicos de Pekín, los siete títulos de Fórmula 1 de Michael Schumacher, las seis chaquetas verdes de Jack Nicklaus o los 11 anillos de Bill Russell en la NBA, todos exploradores de unos caminos que no habían sido escrutados.
“Adoro sus partidos”, suele decir Phelps cuando se le pregunta por Nadal, del que se declara entusiasta hasta el extremo de abordarle en el comedor olímpico de Pekín para fotografiarse con él.